sábado, octubre 08, 2005

Una pregunta en el centro de la tormenta

http://bolivia.indymedia.org/es/2004/04/8312.shtml

Una pregunta en el centro de la tormenta

Wilfredo Gutiérrez (17/04/2004 15:37)

LO QUE CONTINÚA SIENDO CENTRAL EN LA ENTREVISTA DE 1971 HASTA EL DÍA DE HOY ES LA PREGUNTA DE FOUCAULT SEGÚN LA CUAL ...

La presentación de la entrevista de 1971 entre Noam Chomsky y Michel Foucault sobre los problemas de la naturaleza humana y la justicia es de un gran servicio a los participantes en estos medios. Es una contribución de pensamiento muy acertada para nuestras reflexiones y contradiciones que cargamos sobre los acontencimientos del mundo de hoy.

Estoy escribiendo estas líneas para compartir mi impresión sobre el texto de la entrevista, pero especialmente para destacar de su contenido un par de puntos de contradicción que considero cruciales sobre el asunto.

PRIMER PUNTO DE CONTRADICCIÓN:

Chomsky, como yo interpreto su perspectiva, tiende a enfatizar un concepto de “naturaleza humana” que confía grandemente en el individuo. Y aunque él no ignora que es un concepto socialmente y culturalmente limitado, su argumento principal es que “el impulso creativo” es “intrínseco de la naturaleza humana.” De esta posición se desprende que las visiones y las metas para la construcción de una sociedad más justa dependen en gran parte de la “creatividad” individual, o las bondades y libertad y dignidad del individuo.

Foucault, en cambio, mira un peligro en esa posición. Su argumento es que vivimos en un mundo que le ha negado a la naturaleza humana “los derechos y posibilidades” para su realización plena; y por lo tanto, el modelo ideal de una sociedad más justa no podría ser definido ni depender únicamente de una naturaleza humana que es “real e ideal” al mismo tiempo. Por estas razones, Foucault, en vez de confiar en las definiciones de un “modelo social ideal,” se inclina por argumentar que la tarea urgente e inmediata es identificar las relaciones ocultas de “poder político” que controlan, oprimen, y reprimen el cuerpo social.

SEGUNDO PUNTO DE CONTRADICCIÓN:

La perspectiva individualista de “naturaleza humana” de Chomsky enchufa coherentemente con su posición institucionalista de justicia. Chomsky se pronuncia en favor de ciertos actos que el Estado califica de “ilegales” o de “desobediencia civil” pero que para él son o podrían ser “legales” o justos y apropiados, tales como “descarrilar un tren de municiones que va hacia Vietnam,” etc.

Su posición institucionalista tiene como punto de partida la dicotomía legalidad versus ilegalidad del orden imperial establecido. Y es por éso que afirma que “la ley durante su larga existencia representó ciertos valores humanos, que son decentes valores humanos, y la ley existente, correctamente interpretada, permite más de lo que el estado prohibe.” En esencia, su argumento es que “hay que explotar las áreas dentro de las cuales la ley está formulada adecuadamente y quizá luego actuar directamente contra aquellas áreas dentro de las cuales la ley, simplemente, ratifica algún sistema de poder.”

Pero me gustaría preguntarle, dice Foucault, ¿CUANDO, EN ESTADOS UNIDOS, USTED COMETE UN ACTO ILEGAL, JUSTIFICA EL HACERLO EN TÉRMINOS DE JUSTICIA O DE UNA LEGALIDAD SUPERIOR, O JUSTIFICA EL HACERLO POR LA MISMA NECESIDAD DE LA LUCHA DE CLASES…? Esta pregunta, la cual para mí constituye lo que continúa central de la entrevista de 1971, es precisamente lo que está en el centro de la tormenta de los acontecimientos de hoy.

La contradicción existe porque Chomsky tiende a criticar la justicia del orden establecido “en nombre de una justicia más pura,” como dice Foucault. Pero el sentido de la lucha, de acuerdo a Foucault, es contra “un tipo de justicia” que es “injusto” porque tiene intenciones “como instrumento de poder,” y por lo tanto, esa lucha “ES PARTE DE LA LUCHA DE CLASES.” En otras palabras, Foucault nos está diciendo que podría ser absurdo esperar que esa JUSTICIA INJUSTA se vaya a terminar algún día por la buena voluntad de un individuo que tiene una “justicia más pura” o un talento “intrínsecamente” más “creativo” en la cabeza.

DISCUSIÓN FINAL:

En estos tiempos cuando Chomsky, incluso Howard Zinn, ha dado su respaldo al candidato presidencial John Kerry porque, según Chomsky, Kerry es “una fracción” mejor que su rival George W. Bush, no debería ser un misterio entender las posiciones individualista de “naturaleza humana” e institucionalista de “justicia” de Chomsky. Y sobretodo porque las pequeñas diferencias, según Chomsky, “pueden convertirse en grandes resultados,” como escribió Matthew Tempest en The Guardian.

Quizá “el gran anarquista,” como lo llamó Johnnie Smoltz, piensa, junto con Zinn, que la diferencia entre los dos líderes del imperio constituye un “mal menor” que es justificado para que Kerry gane la elección presidencial en Noviembre. O porque quizá Kerry es poseedor de una “justicia más pura” y más “creativa.” Pero como sabemos, Kerry y Bush, los dos, SON EN ESENCIA la misma cosa. Kerry por ejemplo ha dicho una sarta de mentiras sobre Venezuela sin importarle poner en ridículo su gran ignorancia sobre lo que pasa en ese país pero con el objetivo de apoyar a la oligarquía vendepatria para derrocar al presidente Chávez. En vez de un “mal menor,” el hombre podría ser un “mal peor” ya que además mantiene un número de posiciones de política exterior que se ubican a la derecha de Bush y sus compinches ultraconservadores.

No es una casualidad que James Petras haya preguntado “¿Dónde están los intelectuales occidentales en estos momentos cuando el pueblo iraquí se levanta con las armas en la mano para resistir al Frankestein norteamericano?” Sobretodo cuando estos intelectuales dicen que se oponen a la guerra “mientras agitan las alcancías para apoyar al candidato Kerry que apoya la guerra y aún más, exige el envío de 40,000 soldados” a Irak.

En España, si alguna gente piensa que Zapatero es un presidente al estilo “mal menor” de Kerry (Chomsky), está bien que lo piensen. Pero no olviden la diferencia fundamental: Zapatero se ha pronunciado públicamente por retirar las tropas españolas de Irak, no por enviar más como Kerry. Y éso es una posición política de alta responsabilidad y honor por la cual ganó la presidencia. Si Zapatero se recula de su posición, dejemos que la historia se encargue de decirnos si el hombre colocará su honor político en alta estima o por el suelo.

Lo que hay que destacar en la posición de Foucault es que él, al igual que Marx, tiende a enfatizar el REINO SOCIAL como la fuente de explicación de la naturaleza humana y la acción política. Como bien lo dice Marx en su Contribución a la Crítica de la Economía Política, “No es la conciencia de los hombres que determina su existencia, sino por el contrario, su existencia social determina su conciencia.” Y es por éso que cualquier “modelo ideal” de sociedad y de justicia siempre estará mediatizado por las relaciones ocultas del poder político social.

No es extraño que a Cuba, por ejemplo, las posiciones institucionalistas le piden MÁS de la cuenta, ignorando las relaciones ocultas del poder, internas y externas, que limitan el proyecto socialista, pero no por lo cual, la nación cubana deja de ser una sociedad socialista y más justa como realmente lo es. Tampoco es extraño que a Estados Unidos, las posiciones institucionalistas le pidan MENOS de la cuenta, ignorando las relaciones ocultas del poder, internas y externas, que limitan el proyecto capitalista, pero no por lo cual, deja de ser una sociedad individualista e injusta como realmente lo es.

En este contexto, uno podría preguntar: ¿Pero qué tiene que ver lo que estamos discutiendo con el hecho que Chomsky le haya dado su respaldo a un candidato presidencial del imperio? Obviamente mucho. Pero haré a un lado todo eso de la “vergüenza” para el anarquismo, o el gran “gurú de la izquierda,” etc. En la POSDATA de la entrevista, Chomsky intenta agregar algo más sobre el asunto, pero en realidad lo que hace es reforzar su posición. Chomsky dice: “Si el único objetivo de la dictadura del proletariado es meter al resto del mundo en hornos crematorios, no está justificada. Sólo lo estará si permite poner fin a la opresión de clases. No estábamos de acuerdo, porque donde yo hablaba de justicia, él [Foucault] hablaba de poder.”

Como podemos ver, Chomsky no acepta la primordialidad de la lucha de clases porque al concentrarse en una “justicia más pura,” o en un “modelo ideal” sin opresión de clases, desprecia la tarea fundamental de identificar las relaciones ocultas del poder político que mantienen esa opresión. Chomsky trata de separar lo que no se puede separar. La justicia y el poder no pueden ser separados. La justicia, en el orden imperial establecido, es una justicia injusta porque es un instrumento de poder, y por lo tanto, aquella tarea primordial no puede ser ignorada.

Siento mucho que la conclusión de todo esto sea tan inevitable y que llegue al colmo del siguiente grado: ¿Será que Chomsky espera que la dictadura del capital y la opresión de clases se vayan a terminar algún día cuando Kerry llegue a ser el presidente del imperio?

--Wilfredo Gutiérrez.
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e-mail: bwg2001@hotmail.com

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